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Anatomía del discurso de la crítica de las artes visuales

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Anatomía del discurso de la crítica de las artes visuales

El discurso crítico del arte visual se torna complejo, pues, desarrolla varios modos de aproximación al hecho estético, cuyos alcances  legitiman, desde el lenguaje social y el inconsciente, sus propias formas de desarrollo. Por tanto, éste surge desde el lenguaje articulado.
La respuesta del discurso estético responde a su propia historicidad ya que no sólo es lenguaje articulado sino ha ido transformándose a través de replanteamientos discursivos de otros lenguajes e ideologías. Si vemos el caso de los paradigmas de los noventas en Costa Rica la forma de discursar el hecho estético variará en relación con los agentes productores quienes introducen argumentos y paradigmas nuevos[1].
Entonces esta historicidad se integra al estudio de la enunciación como función 'referencial', como una base del carácter interdisciplinario, como una actitud propulsora de llevar los procesos de innovación de las vanguardias a  grupos con argumentos novedosos que hagan tambalear los prejuicios establecidos de cómo hacer arte, que combatan las posiciones tradicionales de la obra cerrada y autónoma hacia miradas abiertas y fragmentadas desde la investigación y la vida, hacia una revisión de lo que podría ser  la praxis artística contemporánea.
Cuando se aborda el lenguaje utilizado para el periodismo cultural desde un hecho lingüístico no se está planteando el carácter enunciativo por sí mismo como sistema de signos productores de sentido, sino como herramienta de enunciados que circulan o se materializan en el texto mass mediático el cual se refiere a prácticas proyectuales, imágenes, espacios, es decir, actos semánticos a partir de un ámbito sociocultural[2].
El saber lingüístico, como se mencionó anteriormente, es importante delimitarlo  para conocer sus discursos ya que describe el nivel enunciativo del lenguaje verbal y supera su materialidad  referida a otros lenguajes espaciales.  Estos, últimos, se explican en función de los mismos discursos-lenguajes que determinan pautas e indicios sobre las orientaciones del quehacer del artista quien encauzará su búsqueda a partir de las políticas y de las formas de representación que sugieren estos textos valorativos.
La producción de sentido del texto crítico supone optar  por una posición enjuiciadora del hecho estético, entendido éste como una apropiación de la práctica, el oficio y sus vinculaciones materiales de esta acción. En una primera instancia el artista produce sentido a través de un texto[3] y por otro el texto se basa en ese texto para coexistir con otros importados.  Así, a partir de cierta materia prima, el trabajo de la crítica interviene modificándola  para obtener el producto buscado, lo mismo se puede hacer con un texto discursivo.  Tal vez lo más importante es  cómo se puede caracterizar  ese  trabajo  específico que se realiza sobre el discurso.  Otros podrán afiliarse a un modelo "arqueológico": la ciencia, por tanto, sólo describe y clasifica, la crítica, por otro lado, mediatiza valorativamente las obras, los públicos y los artistas.
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Figura 4.

El artista como productor actúa en el contexto, cuyo espacio  hacer figurar sus estrategias simbólicas asociadas a su condición, luego la noticia cultural o la columna materializada por la crítica establecen puentes ideológicos y discursivos controlados por los intermediarios. Cuando se aborda el lenguaje utilizado por el periodismo cultural y la crítica desde una hecho lingüístico no se está planteando el carácter enunciativo por si mismo como sistema de signos determinantes de sentidos, sino como herramientas de enunciados que se refieren a prácticas creativas, imágenes contemporáneas, actos semióticos-icónicos desde un ámbito sociocultural en los medios de masas.
El tema de la producción de sentido en un texto crítico que versa sobre las artes visuales significa optar  por la posición : el sentido debe ser producido[4]
En esencia, nuestra investigación se adentra en la naturaleza del texto cultural y nos plantea varias interrogantes que permitirán desglosar la estructura del discurso: ¿Cómo se lee el discurso de la crítica de arte? ¿Cuáles son las maneras para producir sentido en este tipo de discurso?  ¿Cuáles son los  métodos de análisis de  un texto sobre la crítica de las artes visuales que  pretendan elaborar significaciones?  ¿De  qué  manera es posible abordar  la  escritura cuando se escribe sobre hechos icónicos y proyectuales,  para  poder  hacer noticias o valorar  lo  que se  alude?
En  la medida en que los investigadores  del campo de las ciencias sociales comenzaron a preocuparse por la imagen como sistema más o menos articulado, surge entonces la necesidad de pensar  el referente del texto crítico en  unidades no verbales,  por ejemplo  el espacio y los  enunciados visuales. 
Michel Foucault y Freud [5]determinan sobre las prácticas discursivas para dilucidar las condiciones de su funcionamiento estableciendo una posibilidad indefinida de discurso, pero nuestra posición a estas prácticas dentro del texto crítico en los medios de comunicación social establece que la enunciación  se integra dentro de las funciones de la crítica tradicional: jerarquización de las obras, mediación y orientación al público.
Según este autor podemos inferir que el texto crítico y su discurso aparecen entonces  como el  lugar en  donde el poder  es ejercido y en espacios  de no pacificación  sino  en los lugares donde  se  ejercen algunos de los más  importantes controles ideológicos: los medios de comunicación social.  Encontramos así, en el terreno específico de la recepción del arte y de los bienes de cultura en general, lo que en la teoría de la comunicación se conoce como persuasores ocultos[6], instancias que de un modo inadvertido para el público establecen pautas autoritarias y que ejercen una tarea de encuadramiento de las propuestas artísticas, habitualmente articuladas siempre a través de la espectacularidad dentro de las instituciones de legitimación política y comercial. En este sentido, los principios generales de la dinámica enunciativa del texto crítico deberían ser respetuosos con la libertad de creación del artista y  son los que gobiernan la construcción de la significación y del sentido de las prácticas artísticas contestatarias.
El texto de la crítica adelanta las posiciones de respuesta del otro en las condiciones complejas del intercambio verbal de la esfera cultural cuyo objetivo y función social es orientar y jerarquizar contribuyendo a la formación del gusto tanto de los propios artistas como del público cultivado en general. 
La dinámica enunciativa en el texto estético de la crítica se establece a partir de las relaciones sociales entre los enunciadores estéticos  (enunciador, enunciatario y lo referido (lo dicho) se manifiestan en el enunciado desde dos etapas que son las que componen el acto evaluativo de la enunciación estética:  
Desde la posición  activa del crítico con respecto a lo dicho, lo referido o con respecto al enunciado ajeno / referido en el enunciado, se mantiene una relación que se manifestará mediante el rol que represente el primero en términos de Enunciador con lo dicho o con el enunciado ajeno (lo referido): un comentario de influencias o una recomendación.
Desde la postura activa del mismo crítico  con respecto a él mismo y a sus intenciones en relación tanto con el lector  como con lo dicho/ referido (o enunciado ajeno), la relación valorativa implica una toma de posición subjetiva. En este sentido esta postura acompaña a las obras como mediación social. Las obras y propuestas artísticas han sido siempre acompañadas de un discurso, lingüístico e intelectual, que las contextualiza, las ubica en la serie general de las propuestas artísticas y culturales de una comunidad y un tiempo concreto. [7]
Por lo tanto, los criterios interactivos de la argumentación son inherentes a la enunciación de la obra como mediación cultural. Ocuparse en el nivel enunciativo del texto implica desarrollar estrategias acerca de la construcción discursiva para comprender que todo discurso y muy especialmente el discurso escrito de la crítica en la prensa, incluso en la  televisión y la radio es una articulación entre el saber ver y el saber decir. La cuestión es importante, porque es precisamente ahí donde se ubica la dimensión valorativa del texto crítico.  
Es decir, una construcción reelaborada de la realidad plástica en cuya producción se 'ponen en escena' funciones discursivas tanto del crítico como de lector y estas funciones y posiciones allí expuestos no tienen que coincidir necesariamente con la realidad, como lo hace el texto científico denotativo, se trata de construcciones enunciativas, de puntos de vista o versiones diferentes sobre el objeto estético que constituye una realidad por si misma.
Hay que recordar que el texto crítico es una construcción mental e individual que puede compartirse en un contexto de cultura concreto, que al ser explícitos sus argumentos sea capaz de establecer una relación de mediación, a través de las obras, con los públicos y con los artistas. Estas construcciones enunciativas serían, entonces, portavoz e interprete de las intenciones del crítico con la capacidad de emitir juicios artísticos especializados.[8]
Entonces, las maneras de declaración del enunciado del texto crítico se realizan mediante una doble faceta discursiva que ocurre de forma inmediata en el enunciado: la textualidad y la discursividad, la cohesión y la coherencia respectivamente corresponden a la construcción arquitectónica del discurso cuyas bases significativas se realizan a través de correspondencias que demuestran la dinámica  significativa que se renueva entre los  enunciadores que intervienen en el proceso de semantización del enunciado en el proceso de creación del  texto crítico. 
La discursividad estaría entonces vinculada a la noción de coherencia, la cual se refiere a la función que los contenidos del texto de la crítica están jugando en el discurso: ofrecen una mediación de datos que a veces no tienen un destinatario pero que buscan tenerlo y de una forma represiva y totalitaria se impone al público receptor.
La coherencia se manifiesta en la forma como se presenta el desenvolvimiento elocutivo, la secuencia de los actos textuales a través del discurso escrito en el proceso de elaboración de un lenguaje conceptual y valorativo que dialoga con las obras que un artista va produciendo, intentando establecer pautas de coherencia, convirtiendo al artista en un interlocutor, de tal modo que la confrontación de la crítica haga que el propio artista vaya transformando sus actividad, vaya abriendo nuevos espacios de luz y, a la vez, permita a quien trabaja en una dimensión teórica, ir obteniendo de esa coherencia textual un diálogo  con las obras y con los artistas, y por su puesto con los públicos que forman parte de los componentes del sistema del arte.[9]
Por lo tanto, la coherencia  en el texto tiene mucho que ver con la situación de enunciación que en él se estudia, la heterogeneidad enunciativa, la polifonía, las implicaturas y sobreentendidos, la organización superestructural del texto y las funciones realizadas a través del texto. Sin embargo, en nuestra investigación nos centraremos en los datos del sistema del arte que suministran los textos.
Se toman en consideración algunas reflexiones como los elementos de la situación de enunciación inscrita en el discurso: posiciones y tonalidades ya que el texto crítico es un mediador no sólo entre las obras y los públicos, sino también entre las obras y sus procesos técnicos, formales y creativos de elaboración[10].  En este sentido,  el análisis de la textualidad en sus diferentes niveles constituye un aporte para comprender estos textos especializados que como todo texto contiene una  micro estructura con desarrollo temático coherente y una estructura semántica basadas en los géneros discursivos clásicos: Descriptivo, Expositivo, Argumentativo y Narrativo.


[1]  A partir de los últimos años de la década de los noventa la pintura tiende hacia su desmaterialización. La instalación, o un arte de tipo multimedia se alterna con la fotografía o el video. Se torna en una pintura promiscua y nómada. En este sentido, observamos un discurso crítico coherente con estos postulados e ideologías importadas de los centros de poder y que se expresan en otras disciplinas como un conglomerado de posibilidades propias de las corrientes posmodernas en el arte.
[2]  Santos Zunzunegui. Op Cit. Págs. 81-82

[4]  Santos Sunzunegui. Op. Cit. Pág 57.

[5]  Foucault, Michel . Arqueología del Saber. Siglo XXI, México 1976. pág 20-50
[6] Flouer, Teorias de la Comunicación de Masas. Ed.Cátedra. pág57
[7]  José Jiménez. Teoría del Arte. Pág. 140
[8] Francisco Calvo Serraller. Origen y desarrollo de un género: La crítica de Arte. En Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas. Pág. 152
[9] Francisco Calvo Serraller. Origen y desarrollo de un género: La crítica de Arte. En Historia de las ideas estéticas y de las teorías artísticas contemporáneas.
Pág. 143
[10] José Jiménez, Teoría del Arte. Pág. 141

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