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El discurso y el texto de la crítica

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El discurso y el texto de la crítica

El discurso –el texto crítico- pasa a ser el objeto teórico de esta investigación Cassetti establece que: El discurso  aparece como un plano o un nivel específico, constituido por una serie de procedimientos- que resaltan también la técnica de la enunciación – irreductibles a la virtualidad de una lengua o un sistema de signos como es el léxico: el discurso se hace en concreto de una situación comunicativa o en la particularidad de una determinada producción simbólica[1]
El análisis del discurso como enunciación aparece en el ámbito de la productividad social: lugar donde los códigos se atraviesan con los contextos y donde, en condiciones siempre específicas y concretas emergen los textos de la crítica como signos, no como hechos discursivos autónomos y preexistentes, sino como funciones-signos generadas por la propia dinámica discursiva.[2]
Ya lo hemos advertido en el primer capítulo. El discurso de la crítica, a la vez que se define como una serie de elecciones – y de exclusiones-sobre el cuerpo estructurado de los códigos, se manifiesta a su vez, como un cuerpo, dotado de una estructura autónoma con respecto a la de los códigos que la sustentan. Y, en segundo lugar, porque entre una y otra estructura, como efecto de ese proceso de elecciones y exclusiones que generan el discurso, se dibuja el lugar del sujeto de la crítica.
Su discurso emerge así, necesariamente, como un nuevo objeto teórico de primer orden para la discursividad social, obligando a una profunda remodelación de la geografía del saber de esta disciplina sociolingüística trazada sobre la noción de poder y código lingüístico.


[1] Franceso Casetti, Introducción a la semiótica. Barcelona. Fontanella, 1980. pág. 169.
[2] L. Hjelmslev. Prolegómenos a una teoría del lenguaje, Madrid, Gredos, 1971., pág 74-75

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