Critica de Artes de Diana Mérida, Casa Tomada, Grupo la Fabrika. Centro Cultura Español de San Salvador
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Dans La Terre et les rêveries du
repos, Bachelard fait un travail de spéléologue pour sonder la vie enfouie
(oculta) dans les profondeurs de l’être:
Je
propose à chacun l’ouverture des trappes (trampas) intérieures, un voyage dans
l’épaisseur des choses, une invasion de qualités (calidades), une révolution,
ou une subversion comparable à celle qu’opère la charrue (el arado) ou la
pelle, lorsque, tout à coup et pour la première fois, sont mises à jour des
millions de parcelles (fragmentos), de paillettes, de racines, de vers et de
petites bêtes jusqu’alors enfouies. O ressources infinies de l’épaisseur des
choses, rendues par les ressources
infinies de l’épaisseur sémantique des mots![1]
Este pasaje abre nuestra reflexion hacia lo infinitamente pequeño o lo
invisible que en literatura nos recuerdan la realidad tropismal de la escritora
franco-rusa,Nathalie Sarraute, pensemos en su obra Tropismes(1939) o de la
escritora franco-canadiense Anne Hébert ,El Torrente (1950) quienes en su
exploracion de las realidades interiores desbordan el discurso narrativo para
centrar su atencion en una poética de lo sensible. En este sentido, nos parece
que la literatura responde a la sensibilidad pictorica de Franciso Zayas cuyo
lenguaje abstracto se fundamenta en el color. Este fenomeno sensible constituye
nuestro primer eje de reflexion.
(optar)Emprunter le
chemin de la sémiotique pour rendre compte des phénomènes sensibles tel que la
couleur equivaut à démentir la théorie qui concevait cette science comme « une théorie descriptive et
explicative, centrée, en vertu de son principe d’immanence sur les seules
relations internes au texte. Notre travail s’inscrit dans un nouveau domaine
d’exploration de la sémiotique dans le mesure où pour rendre compte du
phénomène sensible de la couleur, on fait appel au corps, au sujet percevant dont la corporalité
représente la source première du
rapport avec la monde. En effet, vers la fin des années 80, la sémiotique
intègre dans son champ d’étude la perception, le corps, la sensation, les
passions. Nuestra intencion no busca centrarse en la percepcion pero si reconoce
como lo afirma Pierra Vitoux en su articulo “focalisation,point de vue,
perspective”, que hay que “ver dentro ” para despues “ver con”. Visto desde esta
perspectiva es posible comprender la pasion, , este movimiento subjetivo, que
dirige la obra de Zayas.
La
obra de Linares se inscribe tambien en esta busqueda intimista inspirada en el
color. A diferencia de Zayas, Linares, inspirado por el color de la tierra salvadoreña,
cimenta en la naturaleza su
concepcion del color. Esta concepcion recuerda la de la escritora Anne Hebert
quien en su poema “tableau de grève” (cuadro de arena) deja entrever la
influencia que ejerce la naturaleza en su configuracion del color. A
continuacion reproduzco algunos versos del poema : « Le sable est blanc/et la mer d’émeraude […] L’écume court
sur la mer/L’écume se précipite,/Telle le feu![2] ».
Que les deux couleurs (blanc et vert) prennent las dimensiones des éléments (le
sable, blanc et la mer, vert) nous habla sobre la double nature de la couleur.
Associée au sable, elle est subtile, éthérée, « de breve durée[3]
» parce que proche du vent. Lorsque le blanc vient chercher l’écume, il gagne
en vitalité, en dynamisme[4].
Par contre, lorsque la poète parle de la « mer d’émeraude » la
couleur semble se pétrifier, elle est plus statique par l’allusion au minéral.
Pour Anne Hébert, le mouvement est à
la source de la couleur. Dans « Tableau de grève », le verbe « courir » est
l’axe qui dirige la composition du poème. De esta manera, la escritora
franco-canadiense atribuye une existence dynamica pero tambien extérieure al
couleur[5].
Nuestra
propuesta de lectura de la obra de los artistas de la fabrica pone enfasis en
la notion de presencia (que implica prestar especial atencion a la perception y
a la sensiblidad). Estas observaciones replantean una nueva conception de la
semiotica que contibuye a una mejor comprension de la relacion entre el cuerpo
y su relacion con el universo; relacion que se construye por intermediacion de
la experiencia sensible del cuerpo. Del cuerpo visto como punto de referencia
del la percepcion se ocupa la semiotica de la presencia, enriquecida gracias a
las reflexiones de Greimas y de Fontanille. Para comprender el cuerpo como
objeto, como espacio dirían algunos, recurrirmos a la semiotica del cuerpo que
encuentra en lo gestual un medio de detectar la intencionalidad subyacentes a
las figuras corporales. En este sentido, podriamos apoyarnos en la teoria de
moi-peau (yo-piel) de Didier Anzieu y particularmente en las nociones de
propioceptividad, interoceptividad y exteroceptividad. Nuestra intencion de
convocar estas nociones consiste en concebir el cuerpo como espacio. Espacio
subjetivo y en este punto nos conectamos con la polifacetica obra de Rojas, particularmente
con la colección Zoomitografías que invita al espectador a sondear la dimension
sensorial de lo infinitamente pequeño. Parece como si el espectador tuviera que
adoptar una dimension liliputiense para sondear en el espesor corporal. Esta concepcion
implica una dimension terrestre, al mismo tiempo que hace un llamado a la
imaginacion material, hablando en terminos bachelardianos, cuyo objetivo parece
obedecer a una intencion de captar la profundidad que oculta la materia. La
isotopie de l’oeil, organo que reproduce en su configuracion “la inmensidad
intima de lo pequeño” (Bachelard, La terre et les reveries du repos) tiene un
papel capital porque mas alla de dar cuenta de una atencion prestada a la
vision, revela, como lo sugiere Bachelard, una perspectiva de lo oculto, una
perspectiva de sondear las tinieblas interiores de la materia. Adoptar este
camino plantea una problemática que se formula como una oposicion entre lo
sensible (percepcion) y lo organico (cuerpo), que en literatura, literatura
franco-canadiense, me refiero especificamente al “torrente” de Anne Hebert implica
tomar en cuenta la complejidad del concepto de identidad. Traigo a colacion
este concepto que en la literatura contemporanea se caracteriza por “la
hibridacion, el movimiento y una cierta inquietud”( Daniel Marcheix, Les
incertitudes de la presence) porque la dificultad que implica su definicion va
a afectar la perception, ya de si parcial, fragmentada. En este punto de la
fragmentacion, de la deconstruccion se inscribe la obra de Baltasar Portillo quien
en Líneas de Redundancia explora el espacio, aparentemente estructurado, a
traves de una percepcion que desviste el objeto, lo despoja de envoltura
figurativa hasta dejarlo reducido a su estructura elemental. Silla Skeletoid (2005) es en este sentido representativa. Despojar
el objeto de su apariencia, deja entrever la intensidad intima del objeto que
remite a vestigios de animales prehistoricos. En este sentido, Baltasar
Portillo asi como Anne Hébert en literatura, en su intento por captar la
profundidad oculta del objeto son confrontados con la dureza de la materia. El
objeto duro remite a la sensacion tactil de la piedra o del hueso que a su vez
remiten a la memoria.
Bien. La memoria constituye una
de las preocupaciones en la obra de Cartagena que en este sentido comenta : “La memoria rota es inrreparable. Sus habitaciones a
uno y otro lado estan vacantes. Hay dolor y ausencia flotando en el aire
que respiramos. Rostros sin nombres, sin identidad, congelados en el
presente, pasan a formar esta serie que se llama "Cajas Negras de la
Memoria" Compartimos una memoria quebrada y buscamos en
vano situar en el tiempo la historia en alguien que desconocemos
entre los rostros de miradas perdidas en los recuerdos. Vivimos una
amnesia colectiva con caras sin nombre, impotentes ante el olvido.
Las imágenes del ayer nos confrontan y poco a poco se diluyen en el
tiempo.” Sin embargo, es realmente posible evacuar la memoira? El Torrente d’Anne
Hebert es una histoira que en el titulo lleva la marca de la violencia. En
efecto, esta novela cuenta la historia de François Perrault quien tras revelarse
contra la ferrea decision de una madre que busca obligarlo a seguir una
formacion religiosa, es golpeado en la cabeza hasta perder el conocimiento. La
consecuencia inmediata de este incidente es una sordera que condena al
personaje a una existencia aislada, separada del mundo. François, a la par de
Lautreamont, recibe la vida como una herida. Herida que no sangra y que se
instala en la frente torturando al personaje con imagenes, sonidos, colores que
le recuerdan permanentemente la via tortuosa de una existencia silenciosa
marcada por el dolor. Frente a ese triunfo de lo irracional, Gaetan Brulotte
afirma: “ la herida no preside la conciencia? No es acaso el rasgo mas
universal que existe, y al mismo tiempo el más privado, lo más incomunicable?”
La herida, parece ser el unico recunso de François Perrault, personaje sordo y
casi ciego a quien se le fue negado el aceso al lenguaje y cuya pasion no
encuentra otra salida mas que en el recurso a esta experiencia prelinguistica. “Con
los ojos vendados” es una propuesta artistica a traves de la cual Cartagena habla
de la incapacidad de denunciar la violencia cuyos efectos parecen solo
resentirse en el espacio intimo del sujeto.
Diana Mérida
Québec, Canadá
15 de setiembre, 2012
[1]
Francis Ponge cité par Bachelard, La terre et les rêveries du repos, Paris,
José Corti, 1974, p. 12
[2]
Anne Hébert, Songes
en équilibre : poèmes, Montréal, Hurtubise, 2010, p. 49. Par la suite,
nous référerons directement à ce poème au moyen de l’abréviation SE, suivie du
folio.
[3]
Kandinsky, Du spirituel dans l’art et
dans la peinture en particulier, Paris, Denoël, 1983, p. 83.
[4]
Voir l’étude réalisée par Elisabeth Muirsmith, « L’eau dans l’œuvre
poétique d’Anne Hébert », mémoire de maîtrise, Université d’Ottawa, 1973,
p. 21.
[5]
Nous
ne prétendons pas définir la notion de couleur. Cependant, nous voulons
sensibiliser notre lecteur à une conception symboliste de ce phénomène étant
donné que l’œuvre qui nous occupe frôle de près ce courant artistique. Voici ce
que Gustave Moreau comprend par la couleur : « Je
ne crois pas, enseignait Moreau, ni à ce que je touche, ni à ce que je vois, je
ne crois qu’à ce que je ne vois pas, et uniquement à ce que je sens. Mon
cerveau, ma raison me semblent éphémères et d’une réalité douteuse : mon
sentiment intérieur seul me paraît éternel et incontestablement certain. »
Moreau cité par Jacqueline Munck, « La révolte de l’émotion. Notes sur
Edvard Munch, une figure en marge du paysage artistique français entre la fin
du XIXeme et la naissance du fauvisme », dans Marc Restellini
[dir.] Edvard Munch ou
l’« Anti-Cri » : Pinacothèque de Paris,19 février-18 juillet
2010, Paris, Pinacothèque de Paris, 2010, [s.p.]
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