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El contexto cultural y las instituciones
legitimadoras en Costa Rica
Precisando
estas posiciones, a pesar de existir registros de las cultura material
costarricense y su gusto por el arte importado de Europa e Italia a mediados
del siglo XIX. Con la irrupción y consolidación de la Academia de Bellas Artes,
actualmente la Escuela de Artes Plásticas adscrita a la Universidad de Costa
Rica y el desarrollo del Movimiento Nacionalista de los años treinta, se
determinaron las bases de las instituciones intermediarias que educarían el
gusto estético de la oligarquía y del resto de la población.
Si
bien es verdad que la crítica del arte en Costa Rica de finales del siglo XX
tiene mayor tradición en algunos medios masivos, las investigaciones de
carácter teórico en este campo han
sido incipientes. Se han
desarrollado algunas revistas adscritas a instituciones del estado o de
carácter académico pero con poca proyección y fuerza que no han permeado una
nueva sensibilidad en el consumo de literatura que explica y reflexiona sobre
teoría del arte. Los discursos suelen tener ciertas predisposición a
metodologías y temas dictados por los Centros metropolitanos o propuestos desde
los sistemas curatoriales. La crítica en Costa Rica no tiene competencia. No
hay los suficientes medios de discusión pluralistas que tengan iguales niveles
de lectura.
Los
discursos de las artes visuales se han construido no desde el claustro
académico y especializado sino en
el periodismo cultural masivo que modela el gusto y una sensibilidad
hacia el objeto estético y la percepción a través de ciertos lenguajes
legitimados por algunos críticos de los periódicos de mayor circulación en el
país.
Gracias
al apoyo del paternalismo estatal, las artes tienen un gran mecenas: el
Ministerio de Cultura, y otras instituciones públicas que patrocinarán y
contratarán artistas e historiadores para la elaboración y organización de
colecciones institucionales. Esto permitirá una mayor necesidad de textos para
la exposiciones y de temas para los artículos en los medios masivos.
Cabe
mencionar, que tanto la democratización de las instituciones culturales del
Estado como la empresa privada, llevaron a cabo una labor importante en el
desarrollo artístico nacional, mediante la apertura de galerías, patrocinios
corporativos como la organización de las bienales Lachner & Saenz. Con los
concursos de artes plásticas las formas de producción en el campo de las artes
visuales fueron modificadas debido a las severas curadurías al incorporarse
otros paradigmas en los procesos de experimentación estética. Se valora la no
objetualidad hacia una crisis del objeto con carácter mundano sujeto a la indeterminación y con
una apertura a la serialidad. Nuevos materiales, técnicas y metodologías de
conceptualización de las obras como maneras diferentes de ejecución se
contraponen al oficio tradicional de los lenguajes de la pintura y la
escultura. Los temas fueron
modificados hacia nuevas sensibilidades intimistas cargadas de ironía social y
política. Con las Bienales se estableció la actitud de la vanguardia severa
comprometida con el arte actual, la globalización y la pretensión de acabar con
todo dogmatismo latinoamericanista menospreciando las temáticas folkloristas al
convertir lo nuevo como pauta de exclusión.
En
la década de los años ochenta, el Museo de Arte Costarricense reinició los
Salones Nacionales de Arte con el fin de confrontar artistas y propuestas
despertando el interés por los procesos curatoriales y las organizaciones
temáticas de las muestras de fotografía y grabado. Asimismo, Costa Rica comenzó
a participar en eventos y exposiciones internacionales, tanto en pintura como
en escultura. Se integraron iniciativas estatales y se conformaron espacios de
exposición y discusión. En 1982 se inauguró la Plaza de la Cultura, bajo la
cual se ubican los Museos del Banco Central de Costa Rica. En 1984 se creó la Galería Nacional de
Arte Contemporáneo como parte del Museo de Arte Costarricense donde se
expondría arte no tradicional y las curadurías estarían orientadas a la
conformación de discursos escritos para estos eventos.
En
estos certámenes, que recuerdan a los Salones Franceses del siglo XIX, se
contratan jueces internacionales de los centros estéticos mundiales quienes
tratan de integrar a los artistas locales con temas globalizados y universales
en los espacios del mainstream
cosmopolita principalmente las bienales de las periferias, pero con
extensiones a los centros, como la
Habana, Sao Pablo y Santo Domingo. Estos espacios expositivos y discursivos van
a establecer el conflicto de los nuevos lenguajes con los tradicionales
desarrollados en las comunidades locales.
Este
panorama que hemos descrito se interrelaciona cuando comienza la crítica y el
periodismo cultural apoyando estas iniciativas no convencionales con sus
comentarios modificadores de las opinión pública general y a la comunidad de
artistas en particular, quienes iniciaron procesos de apropiación conciente e
incorporaron lenguajes subordinados a los flujos de desarrollo procedentes de
los centros metropolitanos, los cuales no se correspondían con los procesos
locales de producción. Pero esto
flujos circulan irregularmente, y
a la vez, son absorbidos o
rechazados por las sensibilidades regionales que interpretan radicalmente
distinto lo nuevo según sus respectivos modos de incrustación en los estratos
locales. Algunos de estos procesos estaban orientados a la repetición de
estereotipos del arte nacionalista y temas universales con aproximaciones tradicionales
y poco novedosas. Por otro lado, los Premios Nacionales se convirtieron en
disputa contra las tradiciones locales apoyando nuevos lenguajes no legitimados
hasta ahora como son el grabado y la fotografía.
En
el caso del mercado y el consumo tenemos el advenimiento de los coleccionistas,
quienes establecen decisiones de compra dentro del sistema de las artes
costarricense. Surgen potentados empresarios que patrocinan, para fines
filantrópicos y promocionales, actividades relacionadas con las nuevas
tendencias posmodernas. Muchos artistas por estar a la moda e integrarse al
mercado internacional siguen las propuestas que apoyan varios marchantes,
galeristas, historiadores y periodistas.
En
este sentido los discursos tienen una veta en las formas como los medios de
comunicación asociados con el capital cultural de los centros se han
interrelacionado extendiendo sus influencias en las formas de construir
argumentos teóricos sobre la práctica artística.
Además,
algunos medios de comunicación promovieron el análisis y comentario de
actividades culturales. El periodismo y la Nación, crean espacios como VIVA,
Tiempo Libre, Ventanas, Ancora. Esta última publicación se va a convertir en el
medio periodístico donde el pensamiento, la confrontación, la reflexión sobre
las nuevas sensibilidades van a tener cabida. Es sabido que algunos periodistas tienen poca
profesionalización en las artes y retoman los espacios de las artes plásticas realizando una
labor de documentación y narración de los acontecimientos culturales más
importantes siendo el periodismo un cronista pero no un crítico de las
manifestaciones plásticas.
En el ámbito internacional los discursos
son tomados por revistas como Art Nexus de Colombia que comienza a ser leída
por los artistas locales, quienes se influirán formalmente de sus imágenes y
poder así guiar las entradas a las
Bienales y ferias de arte más importantes. En una época donde la comunicación
globalizada no es tan extendida los artistas podían tomar lenguajes exteriores
e introducirlos como propuestas personales novedosas con sello internacional.
Las
Bienales de la Habana consecuencia de la vanguardia cubana de los ochenta y la
Bienal de Santo Domingo modificarán el panorama latinoamericano con la
introducción de formas concretas de hacer arte contemporáneo con tintes
regionalistas y cosmopolitas. Se revelarán estrellas que encarrilarán a decenas
de artistas informados de las modas alrededor del continente, quienes se
apropiarán de nuevos lenguajes, técnicas y temas alternativos y tradicionales
que van desde la sexualidad, la religiosidad popular posmoderna, los saberes
urbanos, las relaciones centro y periferia , el feminismo, los procesos de
globalización, la cultura de masas, las identidades nacionales versus
transnacionales hasta las culturas híbridas. Estas manifestaciones influirán en
las maneras de trabajar los textos críticos o las ponencias de los artistas
quienes conducirán sus labores hacia expectativas generadas por las curadurías
discursivas.
Se
ha señalado que las políticas culturales de los centros y su visión
parcializada de la realidad latinoamericana permitirán el surgimiento de
curadores experimentados en los espacios estatales quienes aprovechan esos
puentes para conectarse con instituciones de estudios del arte de las
metrópolis. Introduciendo nuevas formas de teorizar, pensar, crear y de hacer
arte, apoyando grupos que simpatizan con los flujos internacionales y propuestas curatoriales de las bienales y
revistas especializadas de arte contemporáneo. Estos emisarios y comisarios
crearán sus grupos formarán una
estructura sistémica con sus respectivos agentes constructores de legitimación
discursiva en los medios masivos como los periódicos y revistas.
La
década de los noventa fue una década de apertura a nuevas ideas y propuestas en
las artes plásticas. Se dieron grandes innovaciones conceptuales y formales;
instalaciones, ensamblajes, grupos escultóricos, fotografía, videoarte,
performance, happenings, web arte, etc, que muchas veces aparecen
entremezclados con algunas prácticas poco convencionales al introducir la
significación y los procesos comunicacionales en los modos de configuración y
propagación social de las imágenes en las redes fundamentalmente de la cultura
de masas.
El
desarrollo de los textos de las curadurías como modeladoras de las prácticas
artísticas y el surgimiento de profesionales quienes con sus discursos permiten
la circulación de la estéticas de moda y de vanguardia han condicionando la producción y la ideología sobre los
procesos de trabajo de los artistas.
En el caso concreto tenemos a Juan Carlos Flores quien escribió en la
década de los ochenta tomando un acercamiento más de crónica que de crítica,
por otro lado, Víctor Hugo Fernández con su cobertura más abierta a otros
discursos periodísticos y culturales planteaba seriamente una aproximación al
texto y la literatura; Klaus Steimetz quien introduce los nuevos paradigmas de
la sociología de Frankfurt y la semiótica estableciendo un papel activo como
crítico de espacios de confrontación teórica intensa mediante el uso de
metodologías, aproximaciones estructuralistas y postmodernas que apoyan la
experimentación vanguardista, la novedad y la exclusión estética.
A mediados de los noventa el
arquitecto y grabador chileno Bernal Ponce restablece la crítica no como
posición excluyente, pero si inclusiva y descriptiva elaborada sobre la
narración. Debido a los distintos esfuerzos institucionales y condiciones
propias del medio nacional, Costa Rica se ha colocado como un pequeño centro de
la actividad y la discusión del arte contemporáneo en esa periferia cultural
que es Centroamérica. Iniciativas públicas como las llevadas a cabo por el Museo de Arte y Diseño
Contemporáneo, o privadas, como las desarrolladas por el centro de
investigación Teorética, han hecho que el país sea un punto de referencia a
tomar en Hay una carencia en el análisis de la ideología detrás de los textos
críticos en el ámbito costarricense.
El discurso encontrado en el texto crítico del periodismo cultural se
elabora sobre el campo de la creación y la praxis artística profesional, tomando muchas metodologías y
subjetividades donde se encuentra una delimitación conceptual de las fronteras
y su características principales con el intento de establecer una teoría
sostenible debido a la presencia de una laguna en este campo, pues, lo que se
investiga es sobre las propuestas y tendencias de los artistas. Es decir, sobre los textos del arte y no
sobre los textos de la crítica que
explican el texto del arte. A partir de la descripción del comportamiento de
los discursos escritos intentaremos obtener una metodología flexible mediante
la cual se pueda inferir las líneas claves que expliquen las distintas formas
argumentales construidas acerca del
texto del arte. En este sentido, los discursos se plantean desde los
intermediarlos, donde los niveles institucionales y corporativos establecen
nuevas redes de disertación en la extensión de la recepción estética.
A
pesar de que en otros espacios lo que se sabe como arte contemporáneo ha tenido
un desarrollo paralelo con su desarrollo evolutivo de la cultura occidental, en
Costa Rica y otros países de la región con desigualdades entre sectores
premodernos, modernos y posmodernos estos movimientos son muy jóvenes. La
crítica de principios de los noventa proyectó la nueva sensibilidad de algunos
creadores, intermediarios y gestores culturas de incentivar otras rutas
vinculadas con rupturas de formas tradiciones y subvertir el sistema de arte
local debido a la apertura de los mercados simbólicos y la distribución de la
información. Se defendió una imagen, espacio y proyecto artístico que apoyara
la inserción de prácticas basadas en lenguajes tales como el performance, la
instalación, la fotografía y el video, en contraposición con la representación tomada
de los temas pintorescos, étnicos y de la generación nacionalistas o las
estéticas de los sesentas como las de Armando Morales en el ámbito
centroamericano.
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