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Contexto, cultura visual y el texto crítico: ¿Está el arte contemporáneo en un contexto nómada?
La imagen y el espacio han cohabitado los
mismos territorios gracias a los procesos cognitivos no lineales de nuestra
Cultura Visual. Los creadores, intermediarios y los receptores transforman
significaciones de un lado a otro. De ahí que una de las funciones del arte
actual sea poder ir, como un nómada dentro de la cultura visual y generar
sentido.
Con el impulso del
Project Art[1] con los aportes del Duchamp y el
dadaísmo entramos a un modelo
donde los términos del lenguaje tradicional se entrelazan con la Cultura
Visual. Por tanto, el nomadismo liminal o la transterritorialidad es un asunto
no solamente del arte. El nomadismo[2], como se mencionó anteriormente, busca el
recodo de los recuerdos, del paso técnico al paso conceptual. Busca actuar sin
atajaderos, más cercano al pensamiento zen y a ciertos conocimientos de
iniciación con un extremado subjetivismo distante del logocentrismo que
descalifica a Occidente.
¿Qué son los
estudios visuales? Surgidos en torno al cambio de milenio como un
entrecruzamiento de disciplinas-la historia del arte, la Estética, la teoría
Fílmica, los estudios culturales, la Teoría de los medios, la Cultura visual,
los estudios de los géneros, los estudios visuales responden a la necesidad de
analizar un ámbito de importancia creciente en las sociedades contemporáneas:
el de la visualidad, en el que intentan dar cuenta, sin restricciones
disciplinares, de los procesos de producción de significado cultural que tienen
su origen en la circulación pública de la imágenes. Podríamos, así,
describirlos como aquellos estudios que tratan de la vida social de las
imágenes, a partir del análisis de los procesos de la construcción cultural de
la visualidad.
La cultura
visual[3] se
interesa por los acontecimientos visuales de los distintos mercados simbólicos
en los que el consumidor busca la información, el significado o el placer
conectados con la tecnología visual como cualquier forma de aparato diseñado ya
sea para ser observado o para aumentar la visión natural, desde la pintura al
óleo hasta la televisión e Internet. Es una táctica para estudiar la
genealogía, la definición y las funciones de la vida cotidiana posmoderna desde
la perspectiva del consumidor, más que de la del productor[4].Constituye el contexto extraestético
inmediato del texto del periodismo cultural y la crítica, la cual se ve
influenciada de las producciones
fuera del sistema del arte institucionalizado, el cual trata de negociar con
las manifestaciones fuera del radio de acción de los circuitos del arte.
En fin, el contexto y el
territorio de la cultura visual lo podemos ver como un referencia inmediata en
los procesos de producción de significación en la práctica estética del artista-diseñador quien como un
demiurgo reconstruye metáforas funcionales, visuales, espaciales, arquitectónicas, sónicas y dramáticas
desde los intersticios de lo más profundo del ser individual y social. El
contexto puede ser objetivo pero los resultados resultan mágicos, lúdicos y políticos. Bien lo
ejemplificó Bueys con sus desechos de artista parodiando al sistema del arte y
sus auras privilegiadas.
En fin, las artes, como eran concebidas
tradicionalmente ya no son una forma, canónica de comunicación como se mencionó
anteriormente. Las élites que las canonizan y las audiencias en los mercados
del arte son un sector en una red de feudos impermeables. Asimismo, el futuro
del Arte no parece encontrarse más en la creación de obras maestras duraderas,
sino en definir estrategias culturales alternativas, a través de series de
gestos comunicativos en formas manuales, digitales, virtuales, conductuales, o
a través de los canales de producción de la publicidad y el diseño[5].
Ante todo a medida que se intensifica la proliferación de nuevos
sistemas sígnicos, el arte, considerado hasta entonces la plasmación por
antonomasia de la visualidad y espacialidad, pierde su exclusividad y pasa a
ser un sector parcial de la cultura óptica-espacial. El diseño es más amplio
que la imagen artística, por lo que no toda comunicación visual es artística
dentro de la academia. La posición más clara parece ser que a las Bellas Artes
como institución ya no se le puede conceder el necesario encargo en transmitir
los mitos o concretar el borde de innovación en la sociedad, es a la Cultura
Visual la que le toca tomar ese reto.
[1]
El arte conceptual, también conocido como idea art o proyect art, es un movimiento
artístico en el que las ideas dentro de una obra son un elemento más importante
que el medio o técnica por el que la obra se creó. La idea de la obra prevalece
sobre sus aspectos formales, y en muchos casos la idea es la obra en sí misma,
quedando la resolución final de la obra como mero soporte, constituye un proceso de
desmaterialización de los lenguajes tradicionales.Sol LeWitt likzae describe
esta manifestación
como la parte más importante del trabajo del artista
quien utiliza realiza un planteamiento y las decisiones están hechos de
antemano; la ejecución es un asunto superficial. La idea se convierte en una
máquina que hace el arte. Ver José Jiménez en Teoría del Arte.
[2]
El Arte, desde siempre, se ha levantado desde el interior del yo individual o
colectivo, a pesar de haberse desprendido de las directrices religiosas o
políticas ya desde el Romanticismo.
[3]
Desde las primeras vanguardias del siglo XX el objeto, la imagen y el cuerpo han sido temas de
importancia y en la actualidad posindustrial se han vuelto una problemática
recurrente, por su conexión con el sistema del deseo, el ruido, el consumo y la
ficcionalización de la figura humana extendida como tatuaje y graffiti privado.
La configuración urbana se lee como una serie de registros atractores, los
cuales permiten construir un imaginario. Los textos que escriben sobre el
espacio habitado tienen ambos significaciones, por un lado la producción de
sentido y por otro, la representación en los textos multimodales que existen a
partir de esas realidades.Es como percibir patrones en un video juego para
fijar una deriva gráfica de un proyecto arquitectónico que atiendan la ciudad, las personas y sus cuerpos
que la habitan, asi como las acciones conductuales generadas en los signos
externos, en la venta callejera, la procesión deportiva, el shopping center, la
manifestación política, la presa y la coalición automovilística. Desde el
pensamiento se apuesta por ese lado no lineal y rizomático[3]
de la cultura visual, de las estrategias del dibujo al espacio de la
experimentación. Las
retroalimentaciones de lo urbano pero desde su interior al tomar materia prima
que se podría convertir en mueblería urbana o afiliaciones al espacio interno.
El texto crítico suma todas estas experiencias y las transforma en
multimodalidad, pues provienen de experiencias híbridas y transfronterizas.
[4]
Mirzoef,Nicolas,Introducción a la cultura visual. Pág 20-30.
[5]
Designs are conceptualisations of the form of semiotic products and events.
Three things are designed simultaneously: 1. A formulation of a discourse o
combination of discourse, 2. A particular inter(action, in which the discourse
is embedded, and 3. A particular way of combinating semiotic modes. Design is
separate from the actual material production of the semiotic product or event,
and uses semiotic modes as its resources. It may involve intermediate
productions (musical scores, plays scripts, blueprints, etc.) but the form
these take is no the form in which the design is eventually to reach the
public, and they tend be produced in as abstract a modality as possible, using
austere methods of realisation that not involve any form of realistic detail,
texture, colour and so on. Gunther Kress y Theo Van Leeuwen. Op.Cit. pág.21
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