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Elementos para la producción discursiva de la crítica del arte: La acción

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Acción:interrelación entre el artista, la obra de arte y el pensamiento posmoderno.

La acción, el contexto, el poder y la ideología son los ejes que orientan la producción de sentido de los textos seleccionados; para generar la reflexión de cada artículo a través una fundamentación de corte académico en beneficio de acercamientos más vivos y de relaciones analíticas más amplias y flexibles. Con estos puntos se desenvuelven líneas de discusión plurales y complejas, acordes con la multiplicidad metodológica y problemática de los discursos actuales,  y de la propia práctica del arte materializada en el texto de la crítica, la cual explica los componentes del sistema del arte. 
Definimos el discurso como acción, pero ¿qué es exactamente la acción y que hace que los discursos sean una forma de interacción social?  Pocas nociones se utilizan más frecuentemente en este volumen que los conceptos de acto, acción e interacción. Como ocurre con la propia noción de discurso, estas nociones no resultan problemáticas en sus usos cotidianos de sentido común, pero en la teoría se vuelven relativamente complejas tan pronto como comenzamos a examinarlas más de cerca.[1]
Intuitivamente, las acciones son la clase de cosas que las personas y las instituciones realizan. Sin embargo, las personas hacen muchas cosas que dudaríamos en llamar acciones por su carácter inintencional o natural. Asimismo, en algunas situaciones podemos actuar social, moral o legalmente aunque no hagamos nada.
En un primer análisis, esta observación sugiere que las actividades (o el contenerse de hacer algo) de los seres humanos tienden a llamarse actos  sólo si son (interpretados como) intencionales. Caerse y soñar son sucesos de nuestro cuerpo o mente que no ocurren pero que usualmente no hacemos a propósito; en general está más allá de nuestro control. Más aún, la mayoría de las acciones son ejecutadas intencionalmente para realizar o producir alguna cosa, esto es, otras acciones, sucesos, situaciones o estados mentales, es decir las acciones tienen metas y esto hace que sean significativas o tengan un sentido, lo que hace que sus actores parezcan tener algún propósito.

De acuerdo con este análisis, el discurso es obviamente una forma de acción[2], como ya afirmamos antes. Es sobre todo una actividad humana controlada, intencional y con un propósito; por lo general no hablamos, escribimos, dibujamos, pintamos, diseñamos, leemos o escuchamos de modo accidental o tan sólo para ejercitar nuestras cuerdas vocales, manos o destrezas miméticas. O si lo hacemos, como cuando hablamos en sueños o hipnosis, este es un caso relativamente especial en el cual no puede hacérsenos responsables de lo que hacemos.
Los mismo es verdad para muchos de los actos de nivel superior que realizamos mediante el habla, la escritura y la imagen; afirmar o preguntar algo, acusar a alguien, prometer algo, evitar dar una respuesta, contar una historia están entre muchas cosas hacernos con palabras o formas y que usualmente realizamos más o menos intencionalmente y con un propósito determinado.
Estas acciones pueden tener propiedades muy diferentes, pero todas son actos comunicativos. Aunque las intenciones y los propósitos  suelen describirse  como representaciones mentales, también son socialmente relevantes porque se manifiestan como actividad social y porque  nos son atribuidos por otros que interpretan  esa actividad; así como los otros nos interpretan o definen como personas más o menos racionales y, al mismo tiempo, como actores sociales.
Si llevamos éste análisis un poco más lejos, pronto tropezaremos con dificultades. Encontramos aquí actividades  discursivas que pueden ser actos sólo para los receptores; si el crítico categóricamente niega haber realizado tal afirmación o evaluación.
Es decir el análisis de la acción puede depender de la perspectiva que adoptamos, en particular la del crítico, el periodista o la del artista receptor o público lector.  Para un crítico, la conciencia, la intencionalidad y los propósitos pueden estar ligados con acciones reales. Para los lectores del texto de la crítica, lo que cuenta  es lo que se expresa y sus consecuencias sociales, o sea, lo que escuchan  o interpretan  como acción ( intencional). Esto es más o menos lo mismo que ocurre cuando los usuarios de los periódicos asignan  significados  a los discursos, atribuyen intenciones a otras personas y las definen como actores sociales.   Esta es una de la razones por las cuales la mayor parte de los análisis sociales del discurso de la crítica  se concentran menos en los escritores o productores del sentido de sus textos, y aún menos en sus intenciones, que en la forma en que las actividades discursivas pueden ser razonablemente escuchadas o interpretadas, esto es, inferidas como acciones a partir de lo que se dice, se muestra o se exhibe concretamente. En esta clase de análisis, lo que prevalece suele ser la perspectiva y la interpretación del otro: La actividad discursiva se vuelve socialmente real si tiene consecuencias sociales reales.
De este modo, los teóricos que escriben una crítica hacen muchas cosas con el discurso de las que no se percatan, que no son sus intenciones primarias, que están más allá de su control o que sólo son interpretadas de esa manera por otros.  Como ocurre con toda acción social, podemos, sin embargo, ser responsables de algunos de esos actos menos intencionales simplemente porque podríamos o deberíamos  haber sabido acerca de sus posibles o probables consecuencias sociales si hubiéramos pensado en ellas un poco más.  Puede esperarse entonces , que los críticos piensen los alcances y consecuencias más probables para los otros de lo que hacen con su habla y textos.  La responsabilidad de la acción discursiva puede involucrar normas y valores acerca de cuán reflexivos deberíamos ser. En síntesis, la intenciones y propósitos que se atribuyen  al discurso pueden tener un alcance variable; algunas consecuencias de los textos escritos y el habla son concreta e inherentemente (entendidas como) intencionales, con un propósito y bajo el control del hablante, mientras que otras lo son menos[3].

¿qué es exactamente la acción y que hace que los discursos sean una forma de interacción social? Es parte del texto que se limita a explicar la obra de arte en sus relaciones con otros referentes. La acción es la obra misma, el artista  y sus procesos de producción, al asumir todo el proceso creativo que conlleva el oficio y la construcción de significaciones materializadas en las respectivas propuestas en dos, tres o cuatro dimensiones como la pintura, la fotografía, la gráfica y todas las experimentaciones propias de la innovación vanguardista como las instalaciones que dialogan con el espacio y que son producto en gran parte de las experiencias de la cultura visual de los noventa, del pop y del conceptualismo.
En este apartado se espera obtener datos sobre las manifestaciones temporales y procesuales como el video arte, el happening y el performance. Es el dato referencial y constituye el primer umbral para comprender el contenido literal y la  intencionalidad de la obra de arte.


[1] Vease Van Dijk, Teun. El discurso como interacción social. Pàg.28
[2] las obras como discurso son la clase de acciones que los artista producen o hacen para un público. La obra de arte se inscribe en la cultura visual como la acción forma parte de una intencionalidad que permitirá la interacción cultural.
Anotamos anteriormente que la tradición artística es confrontada por la obra contemporánea donde predomina una crisis del objeto, una visión mundana de los temas que plantean la indeterminación a través de una gran apertura que permite la visión serializada de esa realidad.

[3] Analisis del discurso.

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