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El artista y las acciones discursivas

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El artista y las acciones discursivas


Las acciones discursivas del artista occidental han estado sometidas a cambios en el transcurso de los siglos, las cuales han incidido en su posición función social y status simbólico. 
En la Antigüedad[1] realiza acciones como artesano donde sus intencionalidades o estrategias de producción de sentido  visualizan la voluntad de los Dioses y sus mitos. En la Edad Media, el cristianismo impuso una función social al artista como visualizador de los textos bíblicos, sometido al control de las instituciones religiosas como la Iglesia y los intereses políticos representados por los príncipes y reyes.
Luego, el artista se empieza a liberar tímidamente de su condición laboral y física cuando se encuentra en el Humanismo renacentista legitimado por la experiencia intelectual y su implicación con la naturaleza y la cultura pagana que influye de materialismo sensorial su visión. Más tarde en el siglo XIX, el sentido romántico del genio alcanza su definición y estatus social cuando se independiza parcialmente de los temas conducidos y condicionados por las Academias y protegido por las ideas de la Ilustración. En este período, el artista se encuentra en sus propios temas, confronta su autonomía con el mercado del arte y su producción se valora por ser bella y susceptible de intercambio económico. En el siglo XX, el artista creativo prueba ser moderno; desea romper la incomunicación entre lo privado (la intimidad creativa románticamente sacralizada en el siglo XIX por el artista) y los público (la recepción de las propuestas y productos artísticos)[2]. Rompe con las normas de los siglos pasados para adentrarse en la vida y tratar de cambiarla negando la historia. Sin embargo, las vanguardias pasan a ser criticadas porque no pudieron transformar la sociedad como se esperaban. El artista posmoderno y principalmente latinoamericano entra de nuevo a las neovanguardias de los ochentas y noventas que determinarán otras condiciones y limitaciones entre el pasado y el futuro.


[1] Para entender en toda su amplitud la posición del artista en la historia de las ideas vinculadas a los textos monomodales, puede ser de utilidad que recordemos las condiciones sociales en las que vivieron y trabajaron los pintores y escultores en la Antigüedad. La escaza estima en la que se tenía a los creadores de imágenes de la época clásica es algo suficientemente demostrado. Al escultor o pintor se le llamaba banausos, esto es, mecánico. Se explica el origen de esta actitud hacia los artistas visuales por el alejamiento de la sociedad griega de cualquier labor de tipo manual y la exaltación de la labor intelectual o teórica. El escultor y el pintor, por el hecho de trabajar con sus manos, se convierten en simples mecánicos sujetos a reglas establecidas y excluidos de cualquier participación en una escala superior de valores.  Para Platón el poeta y el músico que manejan lenguajes formales o textos logocentristas gozan de inspiración y ésta se transmite a los bardos que simplemente recitan canciones de los creadores literarios. Barach, Mosche. Op.Cit. Pag 33.
[2] Jiménez, José. Teoría del Arte.Pág.169

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