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Periodismo cultural y crítica de arte

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Periodismo cultural y crítica de arte

Charles Baudelaire es paradigma del discurso de la crítica del siglo XIX en Europa ya que plantea los criterios y métodos a través de algunos principios que remiten contextualmente al artista romántico aunado a su libertad moderna. Entre los fundamentos de su obra tenemos la configuración del discurso de la crítica de arte en el sentido de autonomía y oposición.
 Siempre en sus reflexiones la idea de autonomía, desarrollada desde el renacimiento, expone la estética como la estructura de la obra de arte y refleja la realidad artística de su tiempo. Baudelaire fue para algunos la crítica y síntesis del romanticismo para otros el precursor del simbolismo, y tal vez haya sido ambas cosas al mismo tiempo.
Otro aspecto a considerar es la actitud revolucionaria. El ejemplo palpable lo tenemos en Las flores del mal[1], obra de concepción clásica en su estilo, y oscuramente romántica por su contenido, en la que los poemas se disponen de forma orgánica  En ella, Baudelaire presenta la teoría de las correspondencias y, sobre todo, la concepción del poeta moderno como un ser rebelde  y sin clase social que es rechazado por la sociedad burguesa, a cuyos valores se opone[2]. Esta forma de enfrentarse al sistema estético imperante plantea una antesala de la actitud beligerante de los artistas malditos de las vanguardias de finales de siglo como el impresionismo y los del siglo XX. El poeta se entrega al vicio desmedido, tremendamente emotivo e individualista, pero sólo consigue el fastidio, al mismo tiempo que anhela la belleza y nuevos espacios como la alegoría al viaje creativo del arte. El artista se encarna como la "conciencia del mal" en el sentido abierto de los valores. Este autor arremete contra la moral y las costumbres burguesas, pretende la evasión de la realidad cotidiana, exalta el heroísmo individual y desdichado al explorar las regiones más extremas de la sensibilidad y del inconsciente, donde se sustituye la realidad por el sueño de la realidad[3].  En este contexto la crítica de arte como democratizadora e intermediadora de la obra de arte cumpliría una función importante en la conformación de un espacio discursivo alternativo de la institucionalidad de la academia ya que define los procesos de producción, circulación y consumo del arte. Visibiliza desde el texto y su discurso el artista moderno.
Baudelaire plantea el decadentismo como principio fundacional. Su oscilación entre lo sublime y lo diabólico, lo alto y lo bajo, el ideal y el aburrimiento angustioso  se relaciona con un sentido nuevo en la percepción de la vida la ciudad y su confrontación con la naturaleza humana. Además, estableció para la poesía una estructura basada en "Correspondencias", idea ésta que desarrolla en el poema de ese nombre con el que discursa "Las flores del mal". Las correspondencias son imágenes sensoriales y abstractas, la alucinación de los sentidos que representan el ser humano moderno con una visión de gran trascendencia espiritual y que puedan cambiar la vida a través de la invenciones verbales. Por tanto, la crítica del arte surge de este contexto donde la visualización y el juicio de ellas responde a esa condición moderna de externalización, de alteración de los sentidos, de la alucinación de las palabras contra el ideal clásico del arte por el arte, de la unidad y la simetría.


[1] Ver: Charles Baudelaire.Obras Selectas. Editorial Edimat Libros; 6th edition. 2000.
[2] Hay al menos coincidencias de que formalmente abrió el camino de la poesía moderna al introducir la posición del artista inconforme con la sociedad burguesa injusta al hacer una alusión a la creatividad como única solución posible y como correspondencia entre perfumes, sonidos y colores y la tenebrosa y profunda unidad de la naturaleza. : Charles Baudelaire.Obras Selectas.pag 30-40.
[3]  Ibid, pág 10-20.

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